Lo veo hablar de fútbol, reímos, en realidad hablamos mucho... me cuenta de la chica que le gusta tanto, yo también le cuento de la mujer que amo, a pesar de que somos tan diferentes, siento prácticamente que somos iguales.
Él es demasiado delgado , la piel oscura como el café, ojos enormes, la mirada triste y cansada, tiene el pelo ensortijado y una sonrisa bastante amplia, usa una pulsera muy parecida a la que yo uso en la muñeca de mi brazo izquierdo, pero aun así no sé muy bien qué hacer y siento que todo es poco y siento que nada es mucho.
De pronto veo que su sonrisa se apaga, y sus ojos mirada se entristecen aún más, me cuenta que no entiende porque tiene que vivir con este mal, hasta se atreve a decirme que preferiría ya no estar aquí, siento que puedo hacer más por él que tan solo abrazarlo, pero aun así no sé muy bien qué hacer y siento que todo es poco y siento que nada es mucho.
De pronto veo que su sonrisa se apaga, y sus ojos mirada se entristecen aún más, me cuenta que no entiende porque tiene que vivir con este mal, hasta se atreve a decirme que preferiría ya no estar aquí, siento que puedo hacer más por él que tan solo abrazarlo, pero aun así no sé muy bien qué hacer y siento que todo es poco y siento que nada es mucho.
Él dice que se va a ir pronto, yo le contesto que uno nunca sabe, que tal vez yo me iré primero y que ya no vuelva a decir eso por que me enojare , El es mas que un amigo, el es mi hermano Tiene dieciséis años y lo conozco desde hace 10 años, tiene un gran dolor en su alma que yo acompaño todos los días, el es cero positivo.
Siempre su silencio esconde una lágrima y se queda sin entender porque si tiene tantas ganas de vivir le queda poco tiempo para hacerlo, su corazón guarda esa tristeza y el mío también. Y yo por más que intento hacer más, siento rabia al ver que no puedo parar el tiempo.